Los delitos mas peculiares cometidos en Japón


Japón es a menudo percibido como un país seguro, ya que la nación de 127 millones de habitantes cuenta con algunas de las cifras más bajas en el mundo de delitos graves, como asesinato, robo y violación, razón por la cual continuamente ocupa un lugar destacado en el Índice Global de Paz.

Y aunque a veces puede parecer que el acoso y el crimen contra los niños está muy extendido en Japón (el acoso alcanzó un récord de 22,823 casos este año, frente a los 21,000 en el 2013), esta percepción viene en gran parte por la exposición mediática. En los EE.UU., por ejemplo, se estima que 6.6 millones de personas son acosadas cada año.

Mientras que los delitos graves no destacan dentro de sus estadísticas, hay muchos otros delitos en los que Japón se destaca, que probablemente no se ha oído hablar tanto pero que resultan muy comunes y peculiares.

Uno de estos delitos es el llamado “Sagi”, que significa fraude o estafa, en el que la forma más común en que se hace es cuando un desconocido llama por teléfono y se identifica como un supuesto familiar de la víctima, principalmente personas adultas mayores, a quienes se les pide enviar dinero con urgencia con el fin de ayudarles a salir de un problema.

A menudo, los cajeros automáticos en Japón tienen mensajes colocados al lado de ellos cuestionando los motivos de la gente para sacar dinero en efectivo, preguntando: “Usted no recibió una llamada telefónica donde se le pide dinero, ¿verdad?”, o, “¿Seguro que no es víctima de una estafa?”.

Otro de los delitos es el llamado “Enjokosai”, o citas retribuidas, es un concepto que se originó en Japón, pero que se ha extendido a otros países asiáticos como Taiwán y Corea del Sur.


En resumen, Enjokosai implica generalmente a chicas de secundaria que tienen citas con hombres mucho mayores a cambio de dinero, regalos o simplemente para ser mimados o acompañados durante su cita juntos, aunque el Enjokosai no siempre implica prostitución o tener relaciones sexuales.

Otro delito son los llamados “Camiones de reciclaje”.

En Japón es muy común observar camiones con altavoces que cruzan el barrio reproduciendo una grabación, en la que ofrece tomar equipos usados no deseados, reproductores de CD, refrigeradores, aires acondicionados, televisores, lavadoras, etc..

En occidente se puede preguntar como es que alguien pagaría por tirar su basura de este tipo, pero resulta que la eliminación de este tipo de artículos puede causar bastante molestia en Japón, ya que de acuerdo a la ley de reciclaje en el hogar, que entró en vigor en el 2001, los consumidores deben pagar una alta cuota de reciclaje cuando envían sus aparatos a un punto de recolección para su eliminación.

Estas tarifas de reciclaje han llevado a la gente sin escrúpulos a iniciar negocios de recolección y después tirar la basura en el campo, sobre una parcela privada abandonada o incluso en el mar.

Otros envían las mercancías al extranjero a un país en desarrollo donde alguien puede revender los productos usados ​​pero que aún funcionan. En algunos casos se envían los aparatos a China, donde reutilizan mucho del material. El servicio de los camiones de reciclaje es ilegal porque conlleva riesgos de seguridad, debido a derrames químicos, incendios, etc, un delito que incluye además la eliminación ilegal de residuos industriales.

Delitos cometidos por personas mayores.

Según las estadísticas criminales de la Agencia Nacional de Policía y del libro blanco del gobierno sobre la delincuencia, infracciones menores como robos se llevan a cabo cada vez más por personas mayores de 65 años de edad. De los 48,559 delitos cometidos por personas adultas mayores en el año 2012, el 59 por ciento involucró el robo, con una proporción significativamente mayor de mujeres de edad avanzada.

Desenmascarando la teoría ámpliamente aceptada de que los delitos disminuyen con la edad de un individuo, Japón indica que sus propios cambios sociales son un factor que contribuye a la proliferación de la delincuencia en la tercera edad.

Mientras que las personas mayores están viviendo mucho más allá de la edad de jubilación, también están cada vez más aislados de las redes sociales, de la familia y amigos, disminuyendo también las perspectivas de vivir con sus hijos.

Delitos fetichistas.

Japón parece ser la tierra de los fetiches. Especialmente en los trenes, el delito llamado Chikan (tocamientos) se ha convertido en un problema tal que a las mujeres se les destina un vagón especial durante las horas pico del día.


Las Panties son un gran fetiche también, así como el robo de ellos, que es tal vez una de las razones por las que en Japón siempre se cuelgue la ropa interior para su secado dentro de las viviendas, lejos de miradas indiscretas.

Algunas personas culpan a la industria del ánime y manga por destacar y difundir una gran cantidad de ciertos fetichismos, como el de obtener panties con marcas de menstruación de colegialas, algunas prendas de este tipo, incluso, se pueden adquirir por internet o en locales comerciales visiblemente establecidos.

Fuente: Yumeki.org

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